PROYECTOS
Viernes 10-May., 2019 | por VinnaBet | en Fútbol
La planeación es parte fundamental de los deportes profesionales. De nada sirve tener una infraestructura alucinante sin las piezas correctas en el campo. Si no me creen, pregúntenle a Liverpool y Tottenham, dignísimos finalistas de la UEFA Champions League.
Desde que Jürgen Klopp fue presentado en Anfield, en octubre de 2015, y aseguró ser partidario del “futbol heavy metal” nos dejó ver lo que ha logrado a lo largo de tres temporadas y media: un equipo intenso, agresivo, pero equilibrado, con sumo respeto por la pelota.
No es obra de la casualidad que los Reds vayan a jugar su segunda Final de Champions consecutiva. La del año pasado la perdieron por circunstancias muy desafortunadas: la lesión de Salah y el desplome de Karius, un portero que hasta ese momento lo había hecho realmente bien bajo el arco escarlata.
Aquel sábado negro fue el causante de las llegadas de Van Dijk y Alisson, dos fichajes en los que Liverpool gastó casi 150 millones de euros. En su momento, un escándalo. Sin embargo, tanto Klopp como su directiva identificaron que la defensa era el único talón de Aquiles del equipo. Y vaya que tenían razón.
Esta campaña, los Reds han sostenido un nivel brutal. Primero, en la Premier League (EPL), protagonizando una encarnizada lucha con el Manchester City por el ansiado título. Y aunque todo indica que los Citizens se saldrán con la suya, los rojos pueden encontrar un envidiable premio de consolación: la ‘orejona’.
¿Y qué decir del Tottenham? Cuando Mauricio Pochettino asumió la dirección técnica, en 2014, afirmó que su prioridad era estar constantemente metido en zona de Champions League. Ni el más aventurado fan del Hotspur habría pensado que, cinco años más tarde, su escuadra estaría en la mismísima Final.
Inmediatamente, el argentino comenzó a construir un plantel alrededor de Harry Kane y Christian Eriksen con fichajes inteligentes: Eric Dier (2014), Dele Alli (2014), Heung-min Son (2015), Toby Alderweireld (2015), Kieran Trippier (2015), Victor Wanyama (2016), Moussa Sissoko (2016), Lucas Moura (2017).
Salvo Moura, y tal vez Alderweireld, ninguno era gran figura o reconocido. Los Spurs han tenido un ojo clínico para llevar futbolistas con enorme potencial que se han consolidado como piezas clave del esquema de Pochettino.
Tal ha sido el tino con las contrataciones, que el verano pasado el Tottenham se dio el lujo de no firmar a nadie, a absolutamente nadie. Claro, fue pedido expreso de la directiva a Pochettino para enfocar todos los recursos en la culminación del nuevo estadio ‒joyita de inmueble. Todo mundo pensó que esta campaña el equipo caería lugares en la Premier y no competiría adecuadamente en Europa.
Lo más elenco de la capital inglesa terminará tercero en la EPL y, por si fuera poco, se instaló en la Final de la Champions con una soberbia actuación frente al Ajax, que había demostrado ser un conjunto hecho y derecho. Después de 45 minutos en Holanda, parecía no haber poder humano que le quitara el boleto al Guerrero, pero el Hotspur apeló al amor propio e hizo historia.
Mientras otros clubes derrochan dinero año con año para reforzar su ataque, Liverpool y Tottenham ponen el ejemplo. No se trata de fichar por fichar, sino de realmente cubrir necesidades; y a veces no es necesario firmar nuevos jugadores sólo porque sí.
Lo mejor es que ambos seguirán siendo protagonistas en Inglaterra durante varios años. Y seguramente nos acostumbraremos a verlos constantemente metidos en las instancias decisivas de la Champions League.
Le viene muy bien esta frescura al futbol europeo. Ya le hacía falta.